El agrocompostaje supone una alternativa a la gestión en masa de residuos y de este sistema alternativo derivan una serie de ventajas para el medio ambiente que vale la pena tener en cuenta.

En primer lugar se reducen los km que el residuo recorre hasta el lugar donde será tratado. El modelo plantea que la comunidad que separa la materia orgánica y el agricultor/a ganadera/o que la trate estén próximos, de esta manera disminuye el consumo en combustible, por un lado se ahorra en transporte y por otro en emisión de gases de efecto invernadero.

Una vez en la finca la materia orgánica será tratada con ayuda de maquinaria ligera, si bien en casos en los que el volumen es menor la gestión manual será una opción viable, las mediciones y el cuidado que requiere el compost formarán parte de la  labor de la agricultora/ganadera. En esta y cualquier otra disciplina, el trabajo manual acostumbra a ser garantía de cuidado y buena calidad, las agricultores que trabajan la materia orgánica la utilizan después para abonar su propia tierra, con más motivo invierten tiempo y cariño en oxigenar bien el compost reduciendo así, de nuevo, la emisión de gases de efecto invernadero y contribuyendo a fijar carbono en el suelo.

Si la gestión tradicional de los residuos genera entre 1/2 y 1 tonelada de carbono por cada tonelada de residuos, el agrocompostaje nos permitirá recortar emisiones hasta la cifra de 200 kg aprox. por cada tonelada de residuos gestionada

 

 

 

El resultado final del modelo de agrocompostaje  no solo reduce el impacto medioambiental negativo sobre el planeta, también facilita e impulsa los ciclos virtuosos y la economía circular local. Con el compost obtenido se abonará la tierra evitando la compra de fertilizantes de síntesis y contribuyendo a fijar carbono en el suelo, pero además los productos, que brotarán sanos y fuertes de la huerta, volverán a las casas que han participado en la recogida selectiva de la materia orgánica. Y así se cierra el círculo.

En este momento en el que nuestro país compra derechos de emisión a otros estados miembros de la UE como puede ser Polonia, es más importante que nunca impulsar modelos de autosuficiencia y responsabilidad medioambiental. Dejemos de esperar que otros países con mayor cantidad de árboles o menor cantidad de emisiones se responsabilicen de nuestro abusivo consumo y sus consiguientes repercusiones para el planeta. La solución no es comprar con dinero público el derecho a seguir emitiendo, la solución está en invertir el dinero público en iniciativas y proyectos que mitiguen estos terribles efectos que entre todos causamos a nuestra querida Madre Tierra.

 

El mes pasado escribimo un post sobre los beneficios sociales del agrocompostaje, si aún no los has leído échale un vistazo